Aquél que nos acompaña

   En la tarde de su resurrección, Jesús acompañaba a dos de sus discípulos que iban a    la aldea deEmaús. Pero en el momento mismo ellos no comprendieron que era él.

   Hay períodos en nuestra existencia, en los cuales tampoco nosotros llegamos a tomar conciencia de que él camina a nuestro lado. Sin embargo, conocido o no, presentido o rechazado, él está allí, incluso cuando ya nada permite esperarlo. El reza en nuestro interior, en el silencio del corazón, con una oración implícita.

   En otros momentos, comprendemos que él nos acompaña y deseamos hablarle. Es la oración explícita. Le pedimos: «Muéstranos el camino.» Y él responde: «Aquí estoy.» Le decimos aún: «Escucha, escucha mi oración de niño.» Y la oración permanece durante toda la vida, simple, como la de la infancia.

   ¿Por qué obligar a los labios a formular la oración en los momentos en los que el ser se niega a ello? Si el espíritu y el corazón no pueden momentáneamente expresar nada, la oración delcuerpo toma el relevo para indicar una intención o para abandonarse al silencio de Dios. El Evangelio de Lucas se termina con la imagen de los discípulos rezando postrados en tierra, la cabeza contra el suelo.

   Es todo un lenguaje el que podemos tener para con Dios,  a través del gesto, la intención, eso que emana de nosotros mismos. Quizás no sea aún oración, pero ya es una existencia que se unifica. Sembrar el grano de trigo en su campo, partir por la mañana al trabajo, cuidar enfermos, escuchar a otro, escribir, prepararse mediante los estudios para adquirir competencia, todo eso puede tornarse lenguaje para con Dios.

   Y volverán los días en los que nuestra pasión de Dios se manifestará en una sobreabundancia del corazón, en una fantasía inagotable, en un canto continuado hasta el infinito.

   Poco a poco, se va logrando así hacer coincidir los momentos de ardiente búsqueda de Dios con una fuerte actividad cotidiana. La oración y la vida se entrelazan hasta no ser más que una sola cosa.

   Implícita o explícita, la oración permite el reposo, la paz de los más hondo de nosotros mismos.

   Hacer descansar nuestro corazón, es no lamentarnos ya más de nuestra indignidad, de una posible tiranía del propio yo, es no descender más a nuestras profundidades en constante análisis.

   Saber dónde reposar nuestro corazón es captar una realidad oculta a nuestros propios ojos: Cristo nos acompaña. Desde ese momento el corazón agobiado revive y vuelve a cantar, a veces incluso sin voz: el soplo de su amor me ha visitado, me pongo en movimiento, te acompaño.

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Frère Roger, Asombro de un Amor, pp. 77/80 Barcelona, Herder,  1980

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13 respuestas a Aquél que nos acompaña

  1. Adriana dijo:

    POR FAVOR , DESEO INGRESAR A LA CAPILLA Y NO PUEDO , ME PIDE UNA CONTRASEÑA QUE NO TENGO. ME PODRIAN ASIGNAR UNA? GRACIAS Y BENDICIONES
    Adriana

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  2. Horacio Hoyos Zapata dijo:

    Hermana María: Soy miembro activo de esta Fraternidad Monástica y de la del Santo Nombre. Tengo las contraseñas que me asignaron, pero he venido teniendo problemas para ingresar a ambas. Algunas veces las contraseñas impiden el acceso, en especial a la del Santo Nombre. Le pido el gran favor de reconfirmarme ambas contraseñas a mi correo juanri@une.net.co, e informarme que puedo hacer hacia el futuro. Que el Buen Jesús la acompañe hoy y siempre. Loado sea el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, el hijo único de Dios, quien tiene y tendra siempre compasión de nosotros que somos unos pecadores.

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  3. rosa de María dijo:

    Hermano Gabriel, muchas gracias por este texto, pues precisamente estas palabras: «¿Por qué obligar a los labios a formular la oración en los momentos en los que el ser se niega a ello? Si el espíritu y el corazón no pueden momentáneamente expresar nada, la oración del cuerpo toma el relevo para indicar una intención o para abandonarse al silencio de Dios.», es justo por donde estoy cruzando en este momento y yo no sabía qué hacer, me estaba forzando a rezar y me sentía muy inquieta. Estas palabras son luz para mis pasos. Muchas gracias y que Dios te siga bendiciendo.

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  4. olga dijo:

    aunque se que el señor me acompaña en cada momento, y que esta conmigo cada paso que doy
    yo no soy muy fiel con Él, porque de-repente tengo deseos de salirme de los grupos en los aunque estoy o participo, aveces pienso que en mi casa yo estaría más en oración, y con una comunicación mejor con el señor, trato de que las personas o mi comunidad se a cerque más a Jesús sacramentado y me da pena verlo tan solo, ya voy para 2 años hermana invitando para cada uno de nosotras tenga un compromiso con cristo por 1 minuto y solo he logrado muy poco
    pienso que no soy la indicada, que el señor necesita de otra persona, que lleve acabo este día de adoración y alabanza, pero mientras estoy allí, sigo en oración y invitando a las personas.
    esperando que un día, se encuentre con mas participación.

    gracias por todo hermana maría

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  5. irmã maria da misericórdia dijo:

    El Señior estay conosotros, aúnque non o sintamos; Pués, la naturaleza humana és así. E, quando non LO sinto é que me prostro com el rostro en tierra, clamando el Nombre de Jesus! EL estay aqui! Mí insensibilidad non lo permite sentir; péro, segui LO, non lo depiende yo sentir, e sí de yo o seguir. EL veyo acá e yo decho todo para ir de atrás de EL. Péro El Senior me espera, pués mi pasos son tan pequeños, e EL me dá las maños e yo on o merezço; Suya misericórdia és la razón de mí vida e Su olhar és la razón de mi seguimiento, tan apaixonado.

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  6. Xavi dijo:

    Preciosa entrada. Gracias. Me ha impactado la imagen de los discipulos rezando prostrados con la cabeza pegada al suelo…

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  7. Un hermoso texto. «No descender a nuestras profundidades en constante análisis» Así es, nos erigimos en jueces de los demás y sobre todo de nosotros mismos lo cual es tan malo como lo otro. Es pura soberbia de nuestra parte. Que aprendamos a decir con Pablo desde el corazón «Me glorío en mis debilidades» «Cuanto más débil soy, más fuerte».

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  8. silencio dijo:

    Estimados hermanos, en verdad es muy rico el texto, muchas son las veces que nos somos conciente de esa presencia de Dios en nosotros , no nos damos cuenta que es ÉL quién ora en nosotros, gracias por este hermoso detalle Dios sea con vosotros.

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  9. Horacio Hoyos Zapata dijo:

    Gracias Señor por haberme dado en estas palabras el ánimo para seguirte en estos momentos en los cuales mi alma transita por este desierto de desesperanzas y tristezas profundas. Ayúdame Señor a no dudar nunca del infinito amor que me tienes. Ilumina Señor mi oscuridad. Permanece por siempre conmigo Señor. No me abandones cuando mi alma esté triste y desolada. .

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  10. María dijo:

    cómo sube el anhelo de estar en la Presencia del Amor, sube desde el interior del corazón que susurra y dice, Ven Amor, Ven a habitarme… Ven…. y sin embargo es uno mismo el que se ausenta del Amor, por uno mismo, por dejarse llevar por lo que ocurre en el adentro y en el afuera… dejando de estar en La Presencia…Presencia velada o no… hazme fiel para estar en Tí… Amén

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  11. esteban tucumán dijo:

    la oración nunca puede depender de «las ganas» del ser humano. Pero, vaya cómo influye!!. Aprendía a orar y ponerme en presencia de Dios aún desanimado.

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  12. Leire dijo:

    Impresionante.

    Muchas gracisa por compartir estos pensamientos

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